miércoles, 27 de enero de 2010

El paso del tiempo

Han pasado ya varios meses desde que escribí sobre el magnífico verano que viví durante el 2009. Ahora, acurrucado ante la estufa y con una chaqueta de lana de colores vivos que compré hace un par de años me dispongo a actualizar mi blog antes de que el lunes que viene empiece a estudiar, lo cual probablemente signifique que volveré a tardar meses en dejarme leer por los mundos del cyber-espacio.


Encima de la mesa reposan 2 tazas sucias de café. La de esta mañana, y la de después de comer. Dicen que el café agiliza el cerebro durante las horas en que ésta tiene efecto. Veremos si es verdad y me surgen ideas y temas para comentar por aquí. La verdad es que he empezado a escribir sin saber bien sobre qué escribir o qué comentar. No muchas novedades importantes han bombardeado el transcurso de este año, y las pocas que sí lo han logrado no merecen estar en este blog, pues son asuntos personales de otras personas.

Aunque económicamente no vaya sobrado ahora mismo, tengo 2 viajes planeados para el futuro próximo. De hecho, uno de ellos ya está confirmado y pagado. Se trata de una visita de 5 días a la maravillosa capital holandesa, Amsterdam. Digo que es maravillosa no porque la haya visto, sinó por los comentarios que he escuchado de gente que sí la han visitado, quienes vinieron satisfechos de su escapada por el norte de Europa. El otro viaje está aun sin confirmar y se trata de una visita corta a Londres, la ciudad donde viví desde los 19 a los 21 años. Me apetece mucho recorrer las famosas calles impregnadas de luz y el bullicio de la gente que camina de una dirección a otra, recordar viejos tiempos y viejas amistades, algunas ya incluso olvidadas.

Bajo mis piernas yace mi perrita Lola, tan cerca de la estufa como sus cortitos pelos se lo permiten. Ahora tiene ya más de medio año y se ha convertido en toda una señora. Hace sus necesidades donde debe, te acompaña vayas a dónde vayas, y está más guapa que nunca. La verdad es que la echo muchísimo de menos siempre que salgo de casa y no vuelvo durante un par de días o incluso semanas, como sucedió cuando me fui a Japón el pasado noviembre, y como sucederá al irme a Amsterdam, aunque esta vez sean 5 dias en vez de 15.

Es increíble ver como pasa el tiempo. Hasta hace poco no tenía ni idea de qué hacer con mi vida, tenía una imagen de mi futuro un tanto borrosa e imperceptible. Ahora estoy estudiando ya cuarto de Psicología y la verdad es que me siento realizado conmigo mismo. Tan solo quiero acabar mis estudios y poder ejercer. Mi amigo Nacho ya ha encontrado trabajo como periodista, amigos que venían a clase con nosotros ya se han casado, e incluso han tenido hijos, las afueras del pueblo llegan cada vez más lejos, y esto son solo pequeñas huellas que va dejando el tiempo a su paso.