miércoles, 3 de marzo de 2010

Mente espesa - Canarias parte 1

Hoy ha sido un día largo para mí, y tengo la cabeza más que espesa. Para empezar, me he levantado a las 5.15 de la mañana para coger una avión con destino a Madrid. Después de esperar más de dos horas en el aeropuerto de Barajas, más media hora de retraso de avión, he salido al fin hacia mi queridísima isla, Mallorca, donde mi amigo Nacho me estaba esperando desde hacía ya rato. A las 5 de la tarde aproximadamente llegué a casa, donde me encontré con mi familia y mi entrañable perrita Lola. Han sido 12 horas de ajetreo, largas esperas, comida basura, e incómodas sillas de plástico.


La verdad es que cuando estaba en el coche de camino a casa, lo único que se me venía a la cabeza era mi cama y echarme una buena siesta, porque la verdad es que estaba K.O., pero cuando por fin entré en mi casa, me encontré con los míos, y me tomé un cafetito, el sueño pareció desvanecerse... hasta ahora, cuando son casi la 1 de la madrugada. ¿Que tengo que decir sobre estos últimos días, en Tenerife? Pues la verdad es que regreso a casa con una impresión muy positiva de las islas canarias. Por algún motivo que aún desconozco (probablemente incultura), mi idea de las Islas Canarias estaba bastante distorsionada, lo cual se convirtió en una agradable sorpresa al llegar a Santa Cruz de Tenerife, al conocer su gente y sus costumbres, sus alrededores, su comida y sus paisajes.

El viernes estuve solo, por lo que decidí armarme con un mapa y un par de zapatillas y patearme la ciudad de pe a pa. Todo lucía un aire especial en Santa Cruz de Tenerife. El inmaculado parque Garcia Sanabría, las largas y soleadas ramblas, con sus pequeños kioskos de prensa en cada esquina, las innumerables zumerías cargadas de fruta fresca, el maravilloso Museo de la Naturaleza y el Hombre, el mercado de Nuestra Señora de África, y le sigue una lista muy grande que no pretendo escribir aquí para no aburrir a los lectores con un listado de nombres propios. Rodeado de personas sonrientes con un acento melódico, descubrí las maravillas que la isla de Tenerife guardaba para mí. Durante el finde siguiente descubrimos el resto de la isla, gracias al Volkswagen Polo que nos acompañó por autopista, playa y montaña en nuestra pequeña aventura por la radiante y espléndida isla canaria.

Pero no será hasta mañana, o quizá pasado, que podréis leer sobre eso. Rozan ya la 1 de la madrugada y mi cabeza no está ya para trabajar mucho más. Posiblemente mañana releeré el post y pensaré: "¿Cómo me pude olvidar comentar eso?". Pero como ya he dicho, esto no ocurrirá hasta que haya descansado mis buenas 8 horas.

Un saludo para todos los que leéis esto.

Toni

1 comentarios:

Pedro dijo...

Bueeeno, ni saber quiero (creo) que pensaba de "mi queridisima isla" de Tenerife antes de la visita, pero vamos, encantado estoy de que te haya gustado. Una pena no haberte visto, pero bueno, Tenerife te estara esperando para cuando decidas regresar ;) Un besote!